martes, 22 de noviembre de 2016

VOLARÉ

¿Cuántas veces hemos oído, planteado o enfrentado al dilema de ver el vaso medio lleno o medio vacío? Enfréntate sediento a un vaso de agua con líquido elemento hasta su término medio: ¿te alegras de que haya al menos medio vaso para calmar algo tu sed o te decepciona que falte medio vaso que podría calmar tu sed entera? No me valen los conformismos así es que ahórrate la respuesta de que algo es algo. Si se lucha es para ganar. O al menos esa debe ser la convicción ideal pues contra lo que depare el destino nadie conocemos a priori. En el amor es exactamente lo mismo. Sólo tú sabrás cómo enfrentarte al dilema. ¿Volará tu mente con tu corazón en busca del éxito o caerá tu mente arrastrando a tu corazón a la derrota? Qué fácil es opinar desde fuera cuando la víctima del interrogante no es uno mismo pero plantarle cara a la duda es complejo. Profundiza en ti mismo. Diluye cada una de estas palabras en tu interior y mira la imagen como si fuera el eterno dilema del vaso. Enfréntate a él. No juzgues desde fuera. Sé parte. ¿Estás empezando a volar o estás empezando a caer? Depende de tu ánimo. Habrá días que hablándole de tú a tú a este texto y a esta imagen estarás iniciando el vuelo y habrá días que enfrentándote a ellos estarás empezando a caer. Lo que cambia no es el vaso ni la medida de su contenido. Es tu ánimo. Eso sí, aunque hoy volarás y mañana caerás, nunca, nunca, nunca cohíbas a tu corazón. Él es libre de volar. ¡Vuela con él!


viernes, 18 de noviembre de 2016

¡A LO LOCO!

Es divertido ser consciente de un rato de inconsciencia y vestir extravagantes ropajes en un pasarela urbanita donde todos los ciudadanos caminan encorsetados en sobrias vestimentas de uniforme color. Me fascina sacar la lengua a la sociedad estrictamente guiada por una normativa arcaica. Pinto un mundo de colores donde mis coetáneos sólo ven en blanco y negro y hago el pino para ver las cosas al revés. Rompo las normas de la lógica y luego hago de un comecocos algo lógico. Hago inesperada la rutina y convierto en automatismos lo inesperado. Me gusta ser conocido en un mundo de extraños y ser forastero en casa propia. Me apasiona mostrar un exterior que describe inimaginable el interior. Cuando otros ríen yo lloro y cuando yo río a carcajadas otros lloran. Creo en mi propia libertad y pongo barreras a la locura cuando la misma se entromete en derechos ajenos. Me enamora vivir a lo loco en un mundo real y romper las leyes de la normalidad no escrita. Me atrae conversar sobre la primavera en el otoño y ser feliz soñando en el invierno con actividades de verano. Me gusta silbar en el silencio y callar en la algarabía. Sé que me tachan de loco, pero, ¿y si los locos fueran ellos? ¡Me gusta vivir a lo loco! ¡A lo loco me gusta vivir!


viernes, 11 de noviembre de 2016

EL RESTAURANTE DEL DESTINO


Pablo era aficionado a la cocina. Amaba los fogones pero su profesión de ejecutivo contable no le permitía mancharse las manos de harina tanto como quisiera. Cosas del destino. Y era un romántico. Un romántico empedernido y un soñador. Pasaba el día entre papeles, maletines y oficinas pero su mente soñaba con crear el más perfecto solomillo wellington y elaborar sabrosas salsas y vinagretas. Si pudiera cambiaría su modus vivendi y abandonaría el traje y corbata para vestir una chaquetilla. Y declararía su amor a Miriam, la lotera del puesto del mercado donde Pablo compraba las viandas para casa. Cosas del destino. Siempre que terminaba su jornada se acercaba al puesto de loterías y apuestas y jugaba un cupón de la ONCE o una primitiva. Miriam le deseaba suerte pues a fuerza de verse a diario ya se conocían y sabían los dos de los gustos del otro. Pablo sabía que a Miriam también le fascinaba la cocina y la hostelería y Miriam sabía que Pablo estaba enamorado de ella. Era evidente. A Pablo se le notaba. Pero a ella no. ¡Y también lo estaba de Pablo! Cosas del destino. Un día jugaron juntos una apuesta al euromillón y, cosas del destino también, les tocó. La fortuna y la suerte tienen lugar en esta vida aunque no siempre lo creamos. Cuando se enteraron ambos que tenían el boleto ganador estaban en el puesto de Miriam y supieron que podrían cumplir su sueño con el dinero que les había tocado. Dijeron exclamarlo a la vez contando hasta tres. La gente viendo sus caras de euforia y alegría al escuchar la noticia se iban arremolinando en torno a ellos. Pablo y Miriam contaron hasta tres conjuntamente y se escuchó una voz masculina y otra femenina exclamar a la par: ¡Montar un restaurante! ¡Besarte! Cosas del destino. Un corro de personas rompió a aplaudir en el Mercado pues todo el mundo esperaba tal desenlace menos los propios protagonistas. Ambos sonrieron y se fundieron en beso.Y así surgió el nombre del primer menú del Restaurante del Destino.



miércoles, 2 de noviembre de 2016

EN BUCLE

La mente es puñetera. Cuando algo se le mete dentro se pone machacona con ello. Basta que escuches una cancioncilla pegadiza y se repita en tu interior una y otra vez aunque tú quieras evitarlo. Si te enfadas con una persona la mente ocupa el ochenta por ciento de tus pensamientos en ella (está contrastado científicamente). Si un adolescente se enamora la mente centra el cien por cien en ocupar todos los pensamientos, ideas y deseos en el reflejo cerebral de su amor (igualmente contrastado). . La mente entra en bucle y se repite la misma idea una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... Es indominable. Hoy pensaba en el antojo de una mujer embarazada. Su mente debe repetir una y otra vez el deseo de comer cierto alimento. Y pensaba si esa mujer embarazada y con antojo además estuviese enfadada con una persona y su mente repitiese una y otra vez a la vez el deseo de comer cierto alimento y repitiese una y otra vez el motivo de su enfado. Y pensaba si esa mujer embarazada, con antojo y enfadada también estuviese muy enamorada y su mente repitiese una y otra vez a la vez el deseo de comer cierto alimento, el motivo de su enfado y el nombre de su enamorado. Y pensaba si para colmo esa mujer embarazada, con antojo, enfadada y enamorada estuviese repitiendo en su mente una y otra vez y a la vez el deseo de comer cierto alimento, el motivo de su enfado, el nombre de su enamorado y la canción de moda. Y pensaba que el que entraba en bucle pensando era yo. Y dejaba de pensar. Pero mi mente seguía haciéndolo. Indominable. Lo que os decía.