Había estado en mil batallas y tenía diversas condecoraciones militares. Le sobraba valor para la acción bélica y guerrillera y de mozo había sido aprendiz de torero. Por falta de coraje no era. Pero tanta o más vergüenza da saber que algo te da vergüenza y es sabido por el resto que ese algo te da vergüenza, que reconocer que algo te da vergüenza y que no haces ese algo por vergüenza. Redundante pero cierto. Y Tomás como hombre lo sabía. Y en su fuero interno tenía un problema: era el soldado más valeroso de su destacamento pero le daba vergüenza decirle a Irene que la amaba. Y le daba vergüenza que Irene supiera que a él le daba vergüenza decírselo. Y le daba vergüenza reconocer ante el resto de camaradas que le daba vergüenza que Irene supiera que le daba vergüenza decirle que la amaba. Todo era un trabalenguas vergüenza y tenía que esquivar la vergüenza o jamás ganaría esa batalla.
viernes, 7 de noviembre de 2014
ROMPIENDO LA VERGÜENZA
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