jueves, 7 de diciembre de 2023

LOS SIETE MAGNÍFICOS

No sé si quien lea esta postal habrá visto la película "Los siete magníficos", rodada en los (ya lejanos) años sesenta, edad que nos rememora a nuestros abuelos y padres y que para nuestros hijos es similar a la edad del bronce. El caso es que aquel grupo de hombres cobraba caro su trabajo y, una vez, un cliente, hay que llamarlo así, rascándose el bolsillo, logró juntar apenas unas cuantas monedas para contratarlos. De cara a la galería era poco, muy poco, poquísimo. Pero para aquel hombre era todo. No tenía más. Y sumado a su nobleza y honradez, ofreció lo que disponía. Los siete se miraron serios. Nadie habría apostado por su reacción. Sin embargo, fue unánime. "Jamás nadie nos había dado tanto. Todo". Y cerraron el encargo. La verdad es que vieron que gente que tenía mucho, ofertaba un mucho que en realidad era un muy poco y, por el contario, éste buen hombre ofertaba un muy poco que para él era todo. Así ha de ser con el amor, no debe jugarse a las reservas ni a los porcentajes. Si se entrega ha de ser con los mismos adjetivos que aquellas monedas: con nobleza y con honradez. De este modo siempre entregaríamos todo de lo que disponemos. Y eso más que mucho. Lo dice incluso la oración... Yo te doy mi corazón, tómalo, tuyo es, mío no.


 

jueves, 7 de septiembre de 2023

POR LAS RAMAS

¿Y si andarse por las ramas fuera lo correcto? Parece que es salirse del guión, evadir una pregunta o esquivar una cuestión. No te andes por las ramas. Incluso suena alarmante, amenazante o avisador. ¿Y si tú te andas por las ramas y yo también y resulta que nos encontramos fuera, sin saberlo, sin esperarlo, sin planearlo, sin conocernos, en un mundo paralelo donde habitan los confusos, los huidos, los esquivos y los dubitados? ¿Alguien no se ha andado por ahí alguna vez adrede, por interés, por esconder, por precaver? ¿Quizás por evitar, por eludir, por esquivar, por sortear? Y no por ello de mala fe sino intentando no dar lugar a mal alguno. Normalmente, andarse por las ramas es para evitar reconocer una culpa o para ocultar algo, a bien o a mal, de un tercero. Pero, déjame insistir, ¿y si fuera lo correcto? No, no lo es. Ve de frente y sé sincero. Por andarme por las ramas evité el confrontamiento. Y tú, ¿qué haces aquí? Culpa de un incumplimiento. ¿Mentiste acaso? No, pero por andarme por las ramas se me fue el plazo y me juzgaron sin saber. Ahora me han etiquetado. ¿Seré malo o seré bueno? Quiero bajarme otra vez al suelo. Quiero ir por el sendero. Quiero ser tu compañero. ¿Cómo bajo de esta rama? Enfrentándote a tu miedo. Por andarme por las ramas no te dije que te quiero.


 

martes, 25 de julio de 2023

RATONCITO PÉREZ

No sé cómo empezó, ni cómo terminó. Más bien no sé el por qué, pero, como en todo, llega un día en que el cielo no es azul como el doble tick de whatsapp puesto que aunque ha visto tus mensajes, decide no contestarlos. Y empieza a repetirse esa acción y te das cuenta que tú que jamás la haces, la sufres sin tener motivo. Sigues actuando normal y dando oportunidades. El doble tick sigue igual, impasible, indicándote sin duda que le da igual. Por lo que sea algo ha cambiado y no es tan valiente como para decirlo. En realidad ves que nunca lo fue porque lo de ir de frente no todos lo hacen. No es fácil. No te atiende las llamadas y todo son excusas y demoras para evitar las mismas o prolongarlas en el tiempo para que jamás ocurran. Te paras a pensar y te das cuenta que esta vez nada has hecho, aparte de derrochar bondad. Tú siempre has actuado igual, con el mismo aprecio y afecto, ¿por qué culparte sin motivo cuanto tú jamás has dado el silencio como respuesta? No tienes por qué aguantarlo. Nunca has pedido nada, si bien, ¿qué menos que te den lo mismo? Y si no, hasta luego, sin remordimiento. No está la vida para aguantar desprecios ni enredos de palabras que no transmiten mensajes serenos. Por eso te vino bien apartarte e hiciste lo correcto. Recuerda que incluso compartiste un sueño y le enviaste parte del mismo y no se dignó ni a decirte si lo hubo recibido. Creíste en esa persona como los niños en el Ratoncito Pérez. Y ya sabes cómo se sienten luego los pequeños al saber la realidad...



 

lunes, 22 de mayo de 2023

TRABALENGUAS

No sé dónde aprendí que una imagen vale más que mil palabras y que quién no entiende una imagen jamás comprenderá una larga explicación. Sin embargo, filosófico yo mismo, concluí que las palabras son el mayor signo de expresión que tenemos los humanos, pues con ellas transmitimos, sea por escrito o por voz, los sentimientos y pensamientos. Es verdad que las miradas hablan e incluso los ojos besan antes que la boca, pero, ¿cómo explicar sin palabras algunos sentimientos? Por eso, desde que el hombre es hombre, han existido siempre las palabras. Con las mismas podía expresarse todo, ¿será ese el origen de los nombres? ¿Será por ello que cada nombre tiene un significado? Y cuando los sentimientos se embrollan acudimos, antes o después, a ellas, pues son las únicas capaces de expresar el interior. Incluso el refrán dice que "Hablando se entiende la gente". Por eso son el mayor mecanismo de expresión que existe y, en ocasiones, juguetean y forman un trabalenguas, siendo la única manera de destrabar el mismo, valga la redundancia, decir correctamente las palabras correctas. Palabras, palabras y palabras. Vacías, llenas, eternas y olvidadas. Pero siempre palabras. Todas transmiten ya sean escritas o pronunciadas. Incluso las calladas. Con ellas decimos "Te quiero". Con ellas llegamos al alma.

martes, 14 de junio de 2022

PAISAJE

Hoy pensaba que la vida es como un paisaje. En ocasiones es bonito de ver, otras veces resulta feo y otras monótono, pero siempre cambia. ¿Que se repite el paisaje? No lo creo. Puede ser muy parecido pero nunca igual. Cada imagen es diferente por mucho que se asemeje a otra. Cada visión sería un día de nuestra vida. Cuando hay días muy similares estaríamos contemplando un paisaje monótono y parejo. ¿Una racha aburrida, quizás? Y cuando estamos de excursión en la naturaleza u observamos desde la ventanilla del coche y vemos bosques, montañas, ríos, animales, nos parece un paisaje fascinante. ¿Podrían ser los días alegres, de vacaciones o que estamos felices simplemente porque sí? También vemos parajes desolados por catástrofes naturales, tierras yermas, restos de incendios o lugares arrasados por el hormigón invasor y nos sentimos vacíos, tristes, apagados. ¿No es casi la misma sensación que los días malos que pasamos? Y, es más, los paisajes como la vida, podemos elegir en parte qué ver o qué vivir, pero siempre guardan una sorpresa que no podemos prever, cambiar ni alterar. De eso se trata el vivir y el mirar por la ventana. Sin ir más lejos, hoy, un día que cumple el perfil total de la normalidad, el paisaje me ofrece montañas nevadas, peces de colores, el humo de una chimenea, gente caminando por el monte, vegetales de todo tipo, algunos comestibles, otros decorativos y otros con molestas espinas y animales más y menos dóciles y más y menos peligrosos. ¿No sería todo ello como la lejanía de los recuerdos, las ganas de diversión, el calor del hogar, una cerveza en una barra, una astilla clavada, una regañina de una amiga, un piropo bien echado o una discusión por teléfono? Una preciosa mezcolanza de sentimientos y de visiones. Sí, definitivamente lo creo: el discurrir de la vida es como un paisaje cambiante y nunca visto.


martes, 29 de marzo de 2022

MATRIUSKA

No sé si empezar por el principio o por el final. Cual muñeca rusa era esa mujer. Guardaba su esencia en la más pequeña y mostraba su visión en la más grande. Pero era única. Entre una y otra muñeca podían divisarse otras tantas que juntas conformaban una indisoluble unidad y persona. Durga invitaba a la aventura en su conocimiento y podía expresar una forma u otra dependiendo del estado del ánimo, del día o de la influencia de los astros. Creo que con la luna tenía un imán especial igual que ésta con las mareas, aunque no descarto que tuviese parte de los cuatro elementos vitales pues en Durga podía entreverse tierra, aire, fuego y agua. Eso atraía de ella y, a la vez, la convertía en imprevisible. ¿Qué muñeca será hoy? Era pícara, amable, perversa, bondadosa, seria, risueña, cariñosa, arisca, remolona e inquieta, todo a la vez, con un espíritu felino indómito que sólo ella dominaba y que llamaba a la caricia y te hacía estar en alerta a la vez. Lo he dicho antes: era única. Bajo mi prisma, no es que tuviera varias personalidades, es que tenía una tan variada y marcada que aunque siempre se la viera con el mismo rostro, igual que a una matriuska, podía empequeñecerse o agigantarse sin dejar de ser ella misma. Y eso es mágico y conlleva siempre la sorpresa. ¿He mencionado que también era divertida, adorable, juguetona, inteligente y abrazable? Pues también. Durga tenía dentro de sí muñecas para cada ocasión, sólo había que dejarla que fuera ella quien las mostrase, cuando quisiera, donde quisiera y a quien quisiera.


 

jueves, 10 de marzo de 2022

EL OJO FRANCÉS

Parece que hay algo que todo lo ve. Sí, en Francia también. Curioso que todas la creencias, religiones y filosofías mencionan de una u otra forma un ser transcendental que, os juzgue o no, contempla nuestras acciones. El mayor tribunal es la conciencia de cada uno, todos sabemos diferenciar cuándo actuamos bien y cuándo actuamos mal. Sí, en Francia también. Y ese sentimiento de saber lo correcto y lo incorrecto, ¿vendrá por saber o creer que alguien nos está observando y sabe la realidad de nuestros actos? No deja de ser curioso, antes lo decía. ¿Vendrá también de ahí el sentimiento de culpabilidad, reproche, arrepentimiento? Todo ladrón mira a su alrededor antes de cometer el robo para asegurarse que nadie lo ve pero en su interior saber que está obrando mal. Sí, en Francia también. ¿Por qué sentirse culpable si nadie lo ha visto? ¿A quién o a qué temer? Inclusive en los ratos más tranquilos, de repente, nos embarga un sobresalto interno y notamos que estamos vigilados. ¿No os ocurre? Y si hacemos algo a sabiendas que no es malo pero no agradaría a otra persona, parece que algo nos dice que estamos cometiendo una traición. ¿Quién nos ve? ¿Por qué desde que la vida existe se da ese sentimiento y el mismo perdura sin que haga falta transmitirlo en toda persona? Tengas la creencia que tengas, profeses la religión que profeses (ya sea ninguna) y te ampares en una filosofía u otra, sabes, como yo, que parece que hay algo que todo lo ve. Sí, en Francia también.