miércoles, 24 de enero de 2018

CINE DE AMOR

Aquella noche proyectaban una película de estreno en los cines "Las Vías" de Ciudad Real. Pedro, afligido por el comportamiento de la sociedad con él, compró una solitaria entrada para ver la película en el pase de las diez de la noche de aquel lluvioso viernes de primavera. No era como los demás. No era uno más de la multitud. No le gustaba el fútbol, ni los bares, ni salir de casa simplemente por cumplir con la rutina impuesta de los sábados. Y eso socialmente le pasaba factura en una sociedad regida por los cánones de la normalidad imperante. Pero era una persona como todas las demás. No era raro, era distinto. 
Llovía mucho aquella tarde. Ana decidió salir en compañía de sus pensamientos y su paraguas. Sola con su soledad por no ceñirse a una legislación social no escrita que todo el mundo seguía a pies juntillas. Optó por acercarse al cine y ver la cartelera por si había algo de su gusto. Y lo hubo. Compró su entrada y accedió a la sala. No era una chica extraña, simplemente diferente.
Cuando la sala quedó a oscuras y comenzó la película sólo dos personas estaban en ella. Pedro y Ana. Nadie más de la gente normal quiso ir a ver esa peli de frikis. Al terminar los dos se miraron, sonrieron y entablaron conversación. Algo tenían en común. Mucho. Surgió entre ambos una preciosa historia. Y ese día se creó una película nueva, distinta a lo normal y realmente digna de la mejor cartelera del cine de amor.

jueves, 18 de enero de 2018

EL SENTIR DE LO INANIMADO

Hace algún tiempo leí una postal que hablaba de que las bicicletas tenían sentimientos. Se llamaba "Trotamundos" y logró sacarme una lagrimilla al reflexionar que todo ser puede sentir aunque los humanos no lo creamos. Estoy plenamente convencido de que cada creación tiene una esencia destinada a ser útil en su período de existencia y se siente realizada cuando alcanza esa utilidad en el mundo, sea una persona, sea un animal, sea un vegetal o, inclusive, sea algo inanimado. De hecho, ¿por qué denominamos inanimado a aquello que "creemos" que no tiene vida? La vida son sentimientos y es patente que todo ser responde a un trato correcto y afable. Incluso el teclado desde el que vierto estas palabras siente mis impactos de los dedos suavemente y los diferencia de los golpeos más violentos de otras manos que no lo tratan como yo. Es como la tan manida frase que argumenta que si al descolgar el teléfono respondes con una sonrisa el interlocutor lo nota. Evidentemente no te ve, pero es patente que se transmite ese estado de ánimo. En el trato es igual. Con la misma evidencia consideramos que una piedra no siente pero es patente que algo cambia al tacto cuando se la coge con cariño. Creo en el sentir de lo inanimado. ¿Nos tratarán de una manera u otra según sus sentimientos los seres inanimados a nosotros? Me gusta divagarlo pero la vida, insisto, son sentimientos y confío en que todo lo que vive siente. Y lo que no... También.

martes, 9 de enero de 2018

LA LOSA DEL DESAMOR

"-¿Y cuánto tiempo estaré así? -Yo estuve casi un año, no sé. No te puedo decir... Llegará un día en el que te levantes y todo habrá pasado. -No creo que consiga superarlo. -Ya verás como sí..." Quien haya tenido esa conversación sabe a que nos referimos. Es raro que haya persona en la faz de la tierra que no haya sentido el peso de la losa del desamor. Ese lastre injusto que no te permite vivir en armonía y te hace pensar que además de ser la parte perjudicada debes pagar un enorme tributo por no ser correspondido en el amor. Y hay que seguir. Siempre hay que seguir pues la vida que tenemos solo es una y es para vivirla. Ni los gatos que tienen siete desperdician momento alguno. Tiramos de la pesadez hecha lágrimas y el tiempo, aunque no lo creamos, va pasando. Y finalmente pasa ese "casi un año, no sé". Y recuerdas aquella conversación y te das cuenta que ya no duele como entonces. Y te ves reconociendo que aquellas frases de ayuda que tanto te hartaban al final tenían razón. Y descubres que los deportistas entrenan con pesas y lastres para coger más potencia y al liberarse de ellos correr más. Y compruebas que te has desprendido de la losa del desamor y te has hecho más experimentado y más fuerte. Y vuelas. Y vuelas alto. Y eres libre y sabes que vida tienes una. Y que es para vivirla. ¡Vive!