lunes, 23 de abril de 2018

LA ETERNA BATALLA

Gerardo paseaba por el parque cuando vio una escena conocida. Lamentablemente conocida. Todos hemos pasado alguna vez como actores o como espectadores por esa película. Por eso es conocida. Una pareja cabizbaja, sentados el uno a centímetros del otro, ella mirando al suelo, él mirándola de soslayo y la imaginación disparada del que visione la escena. ¿Será timidez? ¿Será vergüenza? ¿Será pena? Puede que hubieran tenido una discusión. Puede que les hubieran dado una mala noticia. Puede que él no se atreviese a declararle su amor y ella se cansase de esperar. Podrían ser muchas cosas que sólo los dos actores saben y los demás imaginan pero la imagen no despertaba otros sentimientos que no fuesen los más ancestrales en el ser humano: curiosidad, intriga y duda.
Y lo peor es que el actor sabe que es motivo de inspección, de visión, de comentarios y de pesquisas por todo aquel espectador que lo contempla. Pero se le escapa que cuando se invierten los papeles él se ve prisionero de los mismos sentimientos que levanta cuando es él quien está bajo los focos. Por eso Gerardo iba pensando que en ese mismo banco del parque estuvo ayer solo, triste, desolado. Tuvo la nota más alta de la oposición y se quedó sin plaza. Quien lo viese no sabría qué le ocurría. Sólo él. Y, sin embargo, harían mil apuestas sobre la imagen que desprendía. La eterna batalla. ¿Actor o espectador? Depende del día. No juzguéis.

jueves, 19 de abril de 2018

EJERCICIOS DE AMOR

Siempre se ha dicho que al corazón no se le puede dominar. Es consabida la máxima que reza al decir que "uno no elige de quién se enamora" y son conocidas y sufridos por todos las internas batallas cabeza-corazón. No hay debate posible en ello. Sin embargo, una vez caídos en amor (como dicen los británicos) sí que podemos ejercitar nuestro corazón para que mantenga vivo ese sentimiento que emana del mismo hacia todo lo que queremos de verdad: el amor. Hay que cuidar que nunca decaiga la sonrisa de un amigo. Hay que mantener al afecto hacia los familiares más lejanos. Hay que sostener siempre que "madre solo hay una y como la mía ninguna". Hay que demostrarle a nuestra pareja que lo es siempre y no solo a ratos. Hay que fortalecer el corazón para que no se oxide y esté siempre en forma como buen deportista de élite que es y tantos momentos bellos y triunfos nos regala. En definitiva, al corazón no se le puede dominar pero sí moldear. Hay que hacer a diario ejercicios de amor.

martes, 3 de abril de 2018

OBRA DE ARTE

Ayer estaba charlando con un amigo que es profesor de primaria y me decía que sus alumnos hacían verdaderas obras de arte. Incrédulo le preguntaba cómo un niño de siete años podía hacer una obra de arte sin dominar todavía el oficio del buen pintor, del habilidoso imaginero, del prestigioso constructor o del perfeccionista director de cine, por ejemplo. Claro, yo no contaba con que el arte tiene tantos puntos de vista como personas existen y no toda obra ha de encuadrarse en unos cánones preestablecidos. Ignorante de mí, estaba acostumbrado a denominar "obra de arte" toda aquella pieza digna de exponerse en un museo. Y eso me explicaba Gustavo. Sus pequeños alumnos crean unas obras merecedoras de causar admiración a quien las contempla, las escucha, las visualiza, las palpa o las saborea. Cada destinatario de las mismas es quien debe apreciarlas y catalogarlas. Me quedé pensando en ello y en los enmarques obligados que impone la sociedad. Nos despedimos y volví a casa. Mi hijo pequeño, todavía más joven que los alumnos de primaria y que no sabe aún ni pintar, me había hecho un dibujo de un gran corazón que decía "Te quiero, papá". Jamás había visto mayor obra de arte. Gustavo tenía razón.