miércoles, 26 de abril de 2017

SABOR AÑEJO

Cuando el regustillo de lo rancio impregnó mi mente de bucólicas sensaciones, un recuerdo bañado en risueño donaire me llevó a plasmar en unas líneas el arrabal de sentimientos de sabor añejo que fluían en mi sesera. Y así, de cervantina manera, me puse a teclear evocando años de vida para mí desconocidos en los que el torno que alimentaba a una familia no eran sino vueltas de quehaceres bien repartidos en los que no había lugar para ridículas malicias de las que hoy en día abundan. Y con barroco arte literario soñé un hogar con un hombre entregado a su trabajo y una excepcional esposa rebosante de amor por sus hijos y cuidados de la hacienda familiar. Y el humo de una chimenea alimentada de leña seca y talada el año anterior que alegremente ardía, trepaba hacia un cielo azul que emulaba en una incipiente primavera el color que se torna en esmeralda de las aguas de los mares cuando el sol las baña de calor. Un puchero con rico guiso se cocía lentamente mientras los niños jugaban derredor de unas banquetas de madera. A su vera un perro de tamaño medio grande agitaba alegremente el rabo contemplando a los menores y aliviando las duquelas que pudieran oprimirle cuando su dueño marchaba. Imperaba la felicidad en esa estampa de la que hoy sólo queda un alto olmo que en su día diera sombra a aquella casa. Visiones de rancio abolengo las que mi cabeza destilaba...


martes, 18 de abril de 2017

CAPERUCITA FEROZ

A todos nos han contado de niños el cuento de Caperucita Roja. Y crecimos con la idea de que la dulce niña que llevaba miel en una cesta a su abuelita era buena y el lobo feroz que la acechaba era malo y aterrador. Y así se ha ido transmitiendo la historia de generación en generación y nadie ha dudado jamás de su veracidad. Pero, ¿qué pasaría si nos paramos a pensar que sólo conocemos la versión de Caperucita? Jamás dimos oportunidad al lobo de hacer un pliego de descargo a su favor. Sería bueno conocer su visión del cuento. Seguramente nos daríamos cuenta que como reza el dicho ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Y eso ocurre mucho en nuestro mundo actual, en nuestra vida del día a día. Siempre nos han dicho que tal persona es buena y tal persona es mala y así lo creemos sin más, cayendo en la creencia de opiniones ajenas y sin conocer a ambas. Recordad que en ocasiones a base de repetir una mentira finalmente se convierte en verdad pero que la cultura os hará libres y justos. No juzguéis ni etiquetéis por lo que os cuenten. Vividlo vosotros. Puede que el lobo sea bueno y Caperucita feroz.

miércoles, 5 de abril de 2017

NÁRKIA



Estaba solitaria, triste y cabizbaja en una tienda de regalos y souvenirs del Paseo Marítimo de la Playa de Gandía. Había otra más alta que ella y otra más pequeña. Quizás habría sido ideal llevarse las tres o quizás no se llevasen muy bien. De hecho la grande no cabía en el coche y la pequeña no quedaría bien en su lugar de destino. Y no era plan de adquirir dos y dejar allí sólo a una, máxime sabiendo que la elegida sería feliz en su nuevo hogar. Fuere como fuere sólo vino ella. Se convirtió en un regalo de boda a destiempo y una pieza clave de la decoración del salón. Viajó desde aquella inolvidable y cargada de recuerdos playa mediterránea hasta una urbanización ubicada a las afueras de la manchega capital provinciana de Ciudad Real. Nada más sentirse acogida cambió su rostro por una sonrisa infinita y adaptó su presencia al lugar donde fue recalar. Se sintió querida. Como en casa. Y lo es. En poco tiempo un reloj colorado con forma de cabina de teléfono londinense penderá sobre ella y se convertirá en compañero. Lleva ya seis años oyendo risas de niños jugando en la piscina y se siente identificada con sus añoranzas de infancia levantina. Hoy también escucha más cercanos los gorjeos de un bebé. Cosas que pasan en la vida que demuestran que todo ser vive y siente. Se llamó Nárkia por un guiño del momento que sólo tres personas conocen. Las mismas que la trajeron consigo. Por cierto, se trata de una jirafa de madera. ¿Y saben lo mejor? Que esta historia es real.