miércoles, 2 de diciembre de 2020

PAJAROTO

Dicen de él que es un hombre peculiar. Nunca se puede adivinar en su mirada si habla en serio o si lo hace en broma. Sus rasgos faciales son traviesos, risueños y aventureros, a la vez. Imposible por eso descifrar su tono de sorna o de realidad cuando cuenta historias. El caso es que por ello no pasa desapercibido y narra curiosidades a todo el barrio. Sabe cosas de antes y de rabiosa actualidad y siempre da conversación a todos. Es entrañable y tiene los ojos grandes y abiertos pero sabe entornarlos hasta lo más mínimo para escudriñar secretos. Jamás se sabe si divaga, sospecha o vislumbra cuando lo hace. Se comenta que peina unos sesenta años y desde su niñez tuvo vista de pájaro y no se le escapa un detalle. Almacena en su alacena del alma retazos de raigambre y los saca a la luz cuando el momento era preciso. Basta añadir alguna palabra más a los "Buenos días" y él, como buen entendedor, aprecia que es idóneo iniciar una charla. Sus palabras calan siempre sin saber si son invención o realidad, atrapan desde el principio y no dejan indiferente al interlocutor ya sea niño, adolescente o adulto. Además ocultan un mensaje y dejan moraleja. Seguro que en este preciso instante está forjando nuevas historias y adaptando sus pupilas a las nuevas luces de la vida. Si lo veis por la calle, hablad con él. Os gustará lo que os cuente, no sabréis si real o inventado, pero os dejará ganas de más. Y aprenderéis.