martes, 31 de marzo de 2015

CUADRILLA DE COSTALEROS

Es algo mágico. Se trata de sentimiento, amistad, esfuerzo, oración, trabajo, sacrificio, disfrute, fe, oficio, unión, afición, devoción, amor, cariño, valentía, cansancio, alegría, tristeza, lágrimas, recuerdos, añoranzas, nostalgias, sueños, futuro, esperanza, bondad y mil nombres, calificativos y etcéteras más que no albergarían entre todos a crear la definición perfecta de lo que es una cuadrilla de costaleros. Cada uno de ellos tiene una razón para estar en ella pero trabajan todos por lo mismo. Cada uno tiene un sentimiento pero comparten todos una devoción. Quienes los conocen dicen que son la familia compuesta por más variopintos tipos pero más unida posible. Y van voluntariamente a la tarea. Al fin y al cabo tienen el mejor trabajo y el mejor pagado: ser los pies de la fe en la tierra y como salario orgullo y disfrute. Sólo ellos saben lo que se siente al ver a través del respiradero a una persona emocionarse con su paso. En la vida los hay más altos, más bajos, más gordos, más delgados, más creyentes, menos creyentes, más simpáticos, más huraños, más sonrientes, más serios, más afables, más rudos, más ricos, más pobres... Hay todo tipo de hombres. Pero cuando se ponen el costal forman un mismo ser. Una misma cuadrilla en la que no hay diferencia alguna entre uno y otro. Todos son uno y uno son todos. Es un vínculo que solo ellos conocen. Suena el llamador y se unen y levantan a la misma vez. ¿Acaso no es mágico que exista esa unión voluntaria en una sociedad como la que vivimos? Sueltos son hombres dispares. Juntos son una cuadrilla de costaleros.



viernes, 27 de marzo de 2015

FAMILIA

Era Viernes de Dolores. Día tradicional y costumbrista en la casa. Día en el que los miembros cofrades de aquella familia dejaban de soñar lo vivido para comenzar a vivir lo soñado. Día en el que el hogar se impregnaba del olor y fragancia de la leche emulsionada con canela y limón para hacer torrijas. Día en el que expiraban los viernes de Cuaresma y el último potaje bullía en el puchero. Día en el que algunos de ellos comenzaban unas vacaciones para irse de viaje y no aguantar tambores ni palios en las calles. Días en el que los padres se afanaban en mantener vivas unas tareas anuales. Era muy curioso de ver para quienes los conocieran. Cada persona de aquella casa nada tenía que ver con la otra salvo el íntimo parentesco paterno-filial que los unía. Si uno pensaba blanco, otro pensaba negro. Si uno era salado, otro era dulce. Si una era nerviosa, otra parsimoniosa. Digno ello de admiración cuando, sin embargo, en días en los que la familia debe permanecer junta y unida, todos conjugaban cual piezas de un mismo puzzle y encajaban a la perfección. El más ateo ayudaba al más cristiano a decorar los balcones para la Semana Santa. Y la peor pinche de cocina hacía barquillos y flores junto a su hermano con el que había discutido el día anterior. Juntos sin saberlo formaban un único corazón y sentimiento compuesto por los ingredientes que cada uno aportaba. Si faltase uno de ellos no sería igual. No lo sabían pero eran, para todo el barrio, ejemplo de familia.


martes, 24 de marzo de 2015

OTOÑO

La vuelta al cole no había sido tan dura como esperaba. Al fin y al cabo seguía haciendo calor por San Miguel y todavía iba en manga corta y se comía algún helado. El astro Rey pegaba sus últimos coletazos fragorosos y Don Invierno acechaba a la vuelta de la esquina. Ya se intuían por las calles los primeros escaparates con ropa de abrigo y bufandas, pero él seguía sudando en el recreo mientras jugaba al fútbol. Llegaba a casa con el chándal abrochado y se comía con avidez el plato de macarrones con chorizo que había hecho mamá. Era feliz sin saberlo. O al menos no tenía mayores preocupaciones que hacer la tarea y organizar la mochila para el día siguiente. Poco a poco los árboles iban cambiando el color esperanza por tintes marrones y amarillos y el fresco se iba apoderando de las aulas de clase y de la Plaza Mayor. Enseguida se venderían castañas, llegaría el Puente de Todos los Santos y, con la primera helada anunciadora de un gélido invierno, se entretendría en expirar graciosas vaharadas jugando a simular que fumaba. Era tiempo de Otoño y ya estaba metido de pleno en el nuevo curso y deseando una nueva Navidad...
Carlos recordaba con cariño aquellos retazos de infancia veinticinco años después. Decidió escribirlo per saecula. Otoño, querido otoño.


viernes, 20 de marzo de 2015

DÍA DEL PADRE

Hay un día en el que la vida llama a ser padre. Es de las cosas que no sabes por qué ni cuándo pero llegan. O deben llegar. Entonces es cuando comprendí la ilusión de transmitir tu sabiduría y experiencia a alguien que es vida de tu vida. Supe lo que es soñar despierto imaginando lo que sería abrazar a un hijo, tenerlo en brazos, verlo crecer, jugar y disfrutar con él. Entendí que eso es lo que sentiría mi abuelo con mi padre y mi padre conmigo. Y anhelé el poder sentirlo...
Y suspirando pensé en el pasado en vez de en el futuro. Y recordé momentos con él y me reafirmé en mi interior avanzando desde esos recuerdos del pasado hasta los instantes presentes. Un padre cree que siempre es él quien debe cuidar al hijo, pero la vida determina que en un momento ambos se cuidan mutuamente y que tras ello es el hijo quien debe cuidar al padre. Y la magia de este ciclo es cuando ese hijo se convierte en padre y ese padre en abuelo. Y digo magia porque tres personas, abuelo, padre e hijo, se convierten en cuatro, dos padres y dos hijos. Pero siguen siendo tres y unidas por el mismo vínculo. Fascinante transmisión de la paternidad, digno de elogio, de felicitación y de día marcado en el calendario para orgullo de todo aquel que que goza de tal condición. El sentimiento ha de heredarse de generación en generación y vuelve a iniciar todo ciclo cuando una nueva voz balbucea por vez primera "Papá".


Dedicado a todos los padres por la festividad de su día.

martes, 17 de marzo de 2015

UN, DOS TRES, RESPONDA OTRA VEZ.

Francisco Javier, Quico para sus amigos, era un chaval dubitativo. La vida le ponía interrogantes y nunca sabía muy bien qué responder. Seguramente ante un dilema le daría igual que opción elegir, pues no sabía enfrentarse a la responsabilidad de elegir una u otra y no se detenía a valorar los pros y los contras. Tampoco es que Quico respondiese a lo loco por pura inercia. Simplemente no tenía facilidad de respuesta y siempre le daba muchas vueltas a todo. Sin embargo el día que conoció a Susana no se planteó si era o no el momento de amar. Tenía respuesta antes de tener interrogante. Se dio cuenta que el corazón tiene razones que ni la misma razón conoce y que antes de que le preguntes él ya te ha respondido. ¡Qué diferencia con el resto de cuestiones! Quico que siempre dudada de todo hasta que al final, más que decidir, se arriesgaba por una opción fuese como fuese, siempre tuvo el corazón abierto a los pilares de la vida que hacen sonreír el interior de una persona: la amistad y la relación. Eso es amar, sea de la manera que sea. Y nos pasa con los amigos y nos pasa con las parejas. Las queremos sin dudar porque el corazón no da lugar a interrogantes. No solo el saber no ocupa lugar, tampoco el querer. Por eso no tuvo duda en este caso. Sabía que tenía respuesta. Aun así se puso a prueba él mismo. ¿Quieres a Susana?, se preguntó Quicó. A la de tres responde. Y directamente su corazón sonrió porque ya había emitido la respuesta. 


viernes, 13 de marzo de 2015

PEQUEÑAS FELICIDADES

Sergio caminaba por la ciudad ensimismado en los pensamientos que le evocaban aquellas luces. Le fascinaba ver la diversidad de bombillas y coloridos que adornaban la ciudad. ¿Acaso no era un lugar precioso para que el hombre caminase? Le apasionaba ver las grandes avenidas de Madrid engalanadas de luces de colores cuando se acercaba la Navidad. Sol, Gran Vía, Callao... lucían un enjambre de luminosas bombillas que entretenían felizmente la vista y el pensamiento de Sergio. También conocía así vestida a la flamenca y andaluza ciudad de Sevilla donde el espectáculo de luces coloridas puede apreciarse paseando por Tetuán y andén del Ayuntamiento hacia Plaza Nueva y Catedral a través de la Avenida de la Constitución. Una estampa digna de detenerse a contemplar y de avanzar lentamente sumergiéndote en ella hasta llegar a formar parte de ella misma. Incluso Sergio sentía esa misma paz y felicidad interior cuando en su Ciudad Real natal comenzaba a vislumbrar desde lejos las bombillas que iban trazando caprichosos dibujos desde calle Mata hacia Lanza por San Pedro, para llegar por Cuchillería a la Plaza Mayor. Estuviese donde estuviese le enamoraba ese paisaje luminoso. Ya fuera Navidad, Ferias o cualquier evento en que las ciudades se adornan, a Sergio le gustaba disfrutar tranquilo de esa visión. Le recordaba cuando estuvo un mes de Agosto en Nueva York y sus ojos enloquecían frente a los luminosos distribuidos por todo Time Square. Podía estar tiempo embobado contemplando aquello. Sergio era feliz admirando aquellas luces y en esos ratitos no molestaba a nadie ni nadie le molestaba a él. Pequeñitos detalles. Con qué poco puede ser feliz una persona, pensaba sonriente mientras seguía paseando por alguna mágica ciudad.


martes, 10 de marzo de 2015

IMPOSIBLE O ¿IMPOSIBLE?

Me sorprendió ver dos almas solitarias situadas cada una a un lado del muro. En verdad no eran tan solitarias pues intuían, al menos, que al otro lado del muro se encontraban una y la otra. Esa intuición ya les hacía cierta compañía y les servía incluso de acicate para seguir en la pugna por debatir si sería posible o imposible el encontrarse. Pero claro, ¿cómo plantearse si algo que depende de ti y de otra persona es posible sin saber si quiera si existe esa otra persona? ¿Cómo plantearse el resultado de una acción si la propia acción no depende de ti? La incertidumbre es mala compañera y cuanto más te acompaña más te enreda en su duda y la hace tuya. Yo veía la escena desde fuera y emitía un consejo. Otro veía la escena desde lo alto del muro y emitía otro consejo. Otro veía la escena desde abajo del muro y su veredicto era distinto. Tantos consejos como experiencias habíamos tenido quienes los dábamos se oían a ambos lados del muro. Unas veces somos consejeros y otras veces receptores de los mismos.
Piensa, escucha, valora, reflexiona y decide tú mismo qué hacer o qué no hacer. El triunfo en la victoria será tuyo. El fracaso de no haberlo siquiera intentado será tuyo también. Es la historia de tu vida y bastante te modifican el guión las circunstancias como para no atreverte a escribirlo por ti mismo. Y, sobre todo, recuerda que una interrogación puede cambiar mucho. No es lo mismo pensar que una cosa es imposible a dudar que lo sea. En la duda está la incertidumbre. Y también la valentía. Adelante.


viernes, 6 de marzo de 2015

AMOR ADOLESCENTE

Teníamos entre diecinueve y veinte años. Nos conocimos un sábado noche... o no. No lo recuerdo muy bien. Quizás fuera un viernes. Ebrios los dos nos cruzábamos infinitas miradas entre los grupos de amigos y amigas que nos rodeaban. Fuimos los dos a la vez a pedir una copa a la misma barra y, casualmente, coincidimos codo con codo. El camarero creyendo que éramos pareja nos invitó a un chupito de tequila... o no. Quizás fuera otra cosa. No lo recuerdo muy bien. Pero brindamos sin dirigirnos la palabra mientras nuestros ojos lo decían todo. Volvimos a nuestros respectivos corros y seguimos buscándonos con la mirada en la pista de baile. Cuando sonó la canción de moda fuimos acercándonos inconscientemente conscientes el uno al otro. Y mientras reías con tus amigas coqueteabas conmigo... o no. Lo mismo era yo quien lo hacía contigo esquivando a mis amigos. No lo recuerdo muy bien. Entre copas y miradas fue avanzando la noche y llegó la hora de cierre del último bar que vimos abierto y al que, inconscientemente conscientes, supimos dirigir nuestros grupos de gente aquella noche para seguir nosotros en contacto. Al salir por la puerta te cogí de la mano... o no. No lo recuerdo muy bien. Quizás fuiste tú quien entrelazó sus dedos con los míos. El caso es que nuestros inconscientes amigos más conscientes entonces que nosotros supieron dejarnos a solas. Terminamos en uno de los bancos del parque más cercano sin querernos despedir de aquel momento. Al revés que en la canción de Sabina fuimos descontando horas vestidos y al amanecer nos encontró el sol. Los besos que allí se cruzaron quedaron para nosotros solos... o no. No lo recuerdo muy bien. Quizás nos viera alguien. Y lo que aquella noche ocurrió era, sin duda, fruto del alcohol... O no. Los dos lo sabemos muy bien.

martes, 3 de marzo de 2015

SOPA DE LETRAS

A veces no sabría contestar si he elegido el camino correcto dejándome guiar por tus pasos aunque la compañía sea perfecta. Pienso que, si bien camino sólo hay uno, hay mil formas de recorrerlo y la mía aunque sea propia no es dirigida por mí. Dudo de si es un recorrido conjunto o un recorrido impuesto por ti. Seguramente tu también te lo plantees de vez en cuando. Pero estamos tan felices el uno con el otro que nos da igual quién orqueste el camino, total, lo recorremos juntos fuere como fuere, somos coetáneos en tiempo y forma. Y hay veces que yo avanzo por delante y pienso entonces que si fuera marioneta de tu camino no sería yo quien liderase la marcha y me siento libre de haber elegido mi camino. Hay otras ocasiones que me quedo atrasado y eres tú quien gobernando el camino podrías deshacerte de mí apretando el paso y, sin embargo, acompasas tu pisada a la mía amparándome en la marcha. En muchas ocasiones mi cabeza es una sopa de letras en la que como Sócrates sólo sé que no sé nada. Sé que a ti también te ocurre. Sin embargo cuando estamos juntos encontramos el resultado entre los dos. Dirija quien dirija el camino, ya es inevitable, formaremos parte el uno de la historia del otro. ¿Para bien o para mal? Para siempre.