martes, 25 de julio de 2023

RATONCITO PÉREZ

No sé cómo empezó, ni cómo terminó. Más bien no sé el por qué, pero, como en todo, llega un día en que el cielo no es azul como el doble tick de whatsapp puesto que aunque ha visto tus mensajes, decide no contestarlos. Y empieza a repetirse esa acción y te das cuenta que tú que jamás la haces, la sufres sin tener motivo. Sigues actuando normal y dando oportunidades. El doble tick sigue igual, impasible, indicándote sin duda que le da igual. Por lo que sea algo ha cambiado y no es tan valiente como para decirlo. En realidad ves que nunca lo fue porque lo de ir de frente no todos lo hacen. No es fácil. No te atiende las llamadas y todo son excusas y demoras para evitar las mismas o prolongarlas en el tiempo para que jamás ocurran. Te paras a pensar y te das cuenta que esta vez nada has hecho, aparte de derrochar bondad. Tú siempre has actuado igual, con el mismo aprecio y afecto, ¿por qué culparte sin motivo cuanto tú jamás has dado el silencio como respuesta? No tienes por qué aguantarlo. Nunca has pedido nada, si bien, ¿qué menos que te den lo mismo? Y si no, hasta luego, sin remordimiento. No está la vida para aguantar desprecios ni enredos de palabras que no transmiten mensajes serenos. Por eso te vino bien apartarte e hiciste lo correcto. Recuerda que incluso compartiste un sueño y le enviaste parte del mismo y no se dignó ni a decirte si lo hubo recibido. Creíste en esa persona como los niños en el Ratoncito Pérez. Y ya sabes cómo se sienten luego los pequeños al saber la realidad...