jueves, 24 de diciembre de 2015

FELIZ NAVIDAD

Hoy he soñado que era un adorno navideño y estaba rodeado de sueños e ilusiones de los niños, de brillantes espumillones, de efluvios de licores brindando por venideros y esperanzadores sueños, de muchos más adornos que daban vistosidad a un precioso abeto donde pasaba felizmente mi tiempo. Al despertarme me he dado cuenta que no era así y me he decepcionado. La vuelta a la realidad ha sido dura. Soy una persona con sus más y sus menos, con sus problemillas, con sus enfados y sus ocupaciones mentales. Vamos como todos. Y tumbado en la cama he pensado que sería maravilloso si lograse adaptar lo soñado a mi vida real y ¡¡creo que lo he logrado!! El resto de adornos son otras personas que también pasan por esta vida, coetáneas a mí igual que todas las bolas que pendíamos del mismo árbol. Y si faltase cualquiera de ella ni el abeto luciría igual ni la vida sería la misma. Los espumillones son todos los triunfos que conseguimos y nos ensalzan en la vida. Los sueños e ilusiones de los niños siempre tienen cabida esté donde esté, son el futuro y su inocencia y bondad rodea cualquier hálito de vida seas un adorno navideño o seas una persona real. Son capaces de hablar con una figurita así es que más todavía con una persona. Los aromas de bebidas espirituosas los he englobado en los brindis de estas fechas por el anuncio de una boda, de una nueva empresa, de un camino hacia una meta. Y estando haciendo mi particular adaptación de lo soñado me he dado cuenta también que se puede soñar viviendo y vivir soñando. Todo depende de nosotros y como vivamos en el más simple sentido. No quiero ser una bola imprescindible, quiero ser, sólo, una de las bolas que adornan la Navidad. No quiero ser rico ni pobre, quiero, sólo, vivir feliz con lo que tenga, con vosotros. Al menos en Navidad. 

¡¡Felices Fiestas!!