martes, 3 de abril de 2018

OBRA DE ARTE

Ayer estaba charlando con un amigo que es profesor de primaria y me decía que sus alumnos hacían verdaderas obras de arte. Incrédulo le preguntaba cómo un niño de siete años podía hacer una obra de arte sin dominar todavía el oficio del buen pintor, del habilidoso imaginero, del prestigioso constructor o del perfeccionista director de cine, por ejemplo. Claro, yo no contaba con que el arte tiene tantos puntos de vista como personas existen y no toda obra ha de encuadrarse en unos cánones preestablecidos. Ignorante de mí, estaba acostumbrado a denominar "obra de arte" toda aquella pieza digna de exponerse en un museo. Y eso me explicaba Gustavo. Sus pequeños alumnos crean unas obras merecedoras de causar admiración a quien las contempla, las escucha, las visualiza, las palpa o las saborea. Cada destinatario de las mismas es quien debe apreciarlas y catalogarlas. Me quedé pensando en ello y en los enmarques obligados que impone la sociedad. Nos despedimos y volví a casa. Mi hijo pequeño, todavía más joven que los alumnos de primaria y que no sabe aún ni pintar, me había hecho un dibujo de un gran corazón que decía "Te quiero, papá". Jamás había visto mayor obra de arte. Gustavo tenía razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario