martes, 20 de septiembre de 2016

CONSERVA

Cuando se aúnan ante una sartén y unas trébedes una familia mientras los tomates y pimientos borbotean friéndose a fuego lento, cuando el aroma de la huerta a punto de embotarse impregna la lumbre y entremedias los niños juegan cerca de los tizones bajo la atenta mirada de los mayores, cuando el verano comienza su ocaso e inicia los últimos días de cara a un incipiente veranillo de San Miguel que dará paso al otoño dejando en el aire vaharadas de productos hortelanos, cuando todos los presentes obran y colaboran ayudándose en la consecución de la misma tarea para repartir el fin común que saldrá recién hecho del fuego, cuando la tradición y la costumbre hacen ley y ésta se consume abriendo frascos durante el crudo frío recordando aquel rato de calor y buena cocina frente a las llamas, cuando los nietos apuran los últimos botes que se hallan en la alacena de los abuelos llenos con cosechas del año anterior y se pelean por la última sopa de pan, cuando en la sobremesa de una comida de primavera recién apurado el bacalao con tomate se habla entre hermanas de que este año se repetirá el ritual... Tantos momentos servirían para describirte, conserva, que no sé con cuál quedarme. Por eso sólo te pido que nunca faltes y sigas apretando los lazos que unen a las familias de mi tierra a través de estas tradiciones.



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