martes, 18 de septiembre de 2018

PROYECTOS FRUSTRADOS

Esteban era un hombre risueño. Aprendí mucho de él. Cada vez que emprendía un proyecto rebosaba ilusión. Lo estudiaba, lo analizaba, le daba mil vueltas a cómo afrontarlo y centraba prácticamente toda su atención diaria al  mismo. Le daba igual que estuviesen poniendo su programa favorito en televisión o que el Real Madrid jugase esa noche Champions League. Él permanecía absorto en su proyecto madurando cómo cumplirlo con éxito y explicaba alegremente en qué consistía. No eran grandes proyectos de empresas multimillonarias, eran proyectos de los que todos tenemos. Una pequeña obra en casa le aceleraba el pulso pensando que tendría que ejercer un poco de albañil y de ebanista. Simplemente crear un blog y pensar en mantenerlo y ganar lectores le entusiasmaba. Muchos admiraban de Esteban su alegría y bonhomía pero lo que todos ignorábamos es que en su trastienda se hallaban muchos proyectos frustrados o fracasados arrugados en un papel y tirados a la papelera. Un día me contó algunos. Experiencias los llamaba él. Sin perder ni un segundo la sonrisa me dijo que no habían resultado por factores externos pero lo que estaba en su mano lo realizó y eso le satisfizo igual que haberlos culminado con éxito. Se alejó buscando nuevos proyectos a los que enfrentarse para conseguir nuevas metas o nuevas experiencias. Fuera cual fuera el resultado disfrutaba y vivía felizmente. Ya os digo que aprendí mucho de él...

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