miércoles, 29 de julio de 2020

AINHOA Y BERTA

Nunca vi mejor conjunción en la sonrisa que la que ambas formaban juntas. Eran el perfecto fiel de la balanza para acometer cualquier empresa y que siempre se alcanzase el equilibrio. Cuando la una estaba triste, la otra compensaba con alegría. Cuando la otra estaba lejos, la una garantizaba cercanía. Ainhoa y Berta eran íntimas amigas y me gustaba verlas felices y seguirlas en sus redes sociales. Terminaba alegre viendo sus publicaciones. Lo pasaban genial juntas, nunca faltaban planes entre ellas y compartían infinidad de vivencias. Se complementaban hasta tal punto que una lágrima de Berta servía para hacer más limpia una risa de Ainhoa. Transmitían, seguramente sin saberlo, la más perfecta y entrañable definición de amistad. Aún viviendo casi juntas cada una pertenecía a un municipio y cada uno de ellos a una provincia de una autonomía diferente. Curioso pero real. Tan cercanas y tan lejanas. Sin embargo, su unión era tan palpable que no había nunca separación entre ellas dos y, me atrevería a decir que, sus pensamientos estaban ligados de modo tal que con mirarse y sin necesidad de palabras o con oírse y sin necesidad de miradas, sabían a la perfección el estado de ánimo de una y otra y lo que necesitaban mutuamente en ese momento las dos. Ainhoa era la prudencia, la sensatez, la cordura y el sosiego. Berta era el descaro, el ímpetu, la locura y el huracán. Juntas eran la mezcla precisa y concisa. Siempre cercanas, entremezcladas sí y a la vez manteniendo sus esencias. Entrañables, mágicas, amigas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario