viernes, 13 de febrero de 2015

LA NOTA

Hoy he visto dos personas dándose un beso de película en el parking del supermercado. Me ha sorprendido mucho que gente de muy mediana edad demuestre su amor en un lugar como ese. Él rondaría los cincuenta años y ella sería más o menos de la misma edad. Tal vez fuesen de la misma quinta. Yo me he quedado perplejo por el beso apasionado que se daban. Parecían dos enamorados recién encontrados tras un largo viaje por los vaivenes de la vida. Claro, yo desconocía su historia. Os la voy a contar por si vosotros los veis que sepáis el por qué...

Eduardo era un chaval decidido a la hora de decir las cosas. Buen estudiante y deportista. Acababa de cumplir diecisiete primaveras y no tenía tapujos y hablaba muy directo para lo bueno y para lo malo. Siempre expresaba los sentimientos tal cual los vivía, salvo el amor a Laura. No se atrevía a decírselo por miedo a su desdén. Era un tanto orgulloso aunque buena gente pero no soportaría una respuesta negativa. Pensó en decírselo por escrito para evitar el sonrojo mientras la incertidumbre lo embargase al aguardar la respuesta del corazón de su enamorada. En el colegio iban juntos a la misma clase y aprovechó para escribir una nota de papel donde ponía un sincero "Te quiero" para entregársela a Laura, pero jamás se atrevió tampoco a dársela. La guardó en su cartera y se prometió que algún día se la daría. Quizás en las fiestas del cole, o en el baile de graduación, o en el cumpleaños de Manu... Algún día.

Hoy Eduardo tiene cincuenta años y es profesor de educación física en aquel mismo colegio donde se enamoró de Laura. Por azar de ese destino escrito con renglones torcidos se ha cruzado con ella en la cola del supermercado. Nada más verla ha recordado de la nota que le escribió cuando tenía diecisiete años e iban juntos a clase. Sigue conservándola en su cartera, junto al D.N.I. Se han saludado sonrientes pues se conocen de toda la vida. Al pagar la compra Eduardo ha sacado de su cartera aquella nota. Estaba roída por el tiempo, desgastada y amarillenta, pero lucía la misma sinceridad en el "Te quiero" que todavía se intuía al leer. En el parking del super se ha decidido y la ha puesto en el limpiaparabrisas del coche de Laura. Por fin la ha entregado.
Laura lo ha visto. Sin dar tiempo de reacción se ha dirigido al momento a su vehículo, ha cogido la nota y la ha leído. Y clavando sus ojos en los de Eduardo y mostrando una sonrisa nacida del alma le ha dicho: "Me la podías haber dado en el colegio". Ambos se han fundido en el primer beso de muchos...

Y así estaban los dos cuando yo llegué al parking del supermercado. A los pies de la pareja había caída una nota escrita en un viejo papel escolar en la que podía adivinarse un "Te quiero".



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