viernes, 14 de noviembre de 2014

AMOR DEL FUTURO

I. He logrado escaparme al futuro. Año 3025 de la Era Tecnológica. La raza humana en su evolución se ha convertido íntegramente en robots humanoides que han ido cambiando y mutando de carne y hueso en acero y cables. Fascinante. Decían que el amor nunca cambiaría... En este mundo de tecnología y ciencia no veo a ningún robot capaz de amar. Todo son ondas, contraseñas, redes wifi... No veo relación propia de humanos entre estas máquinas. Observando esta era desde mi pequeña nave espacial recuerdo el primer robot que tuvo sentimientos. Aquel Hombre de Hojalata que siguiendo el camino de baldosas amarillas demostró al Mago de Oz que tenía un corazón bajo la chatarra que conformaba su cuerpo. Un robot que sentía. Qué recuerdos... Dorothy conquistó el corazón de aquel hombre de hojalata y éste conquistó el nuestro. Decían que el amor nunca cambiaría... Voy a pernoctar triste por lo que he visto en mi primera toma de contacto.


II. Continúo escribiendo este particular Cuaderno de Bitácora de mi viaje espacial. Agazapado en el terreno observo las férreas apariencias e inexpresivos rostros de los humanoides. Parecen totalmente deshumanizados y carentes de sentimientos. Pero... ¡Espera! ¿Qué ven mis ojos? Sí, sí que lo es. Un robot humanoide parece sentir como lo hizo el Hombre de Hojalata. Avanza firme. Ese brillo  de ojos, ese esbozo de sonrisa... Descubro que incluso en esta especie evolucionada el varón más duro se enamora. Decían que el amor nunca cambiaría... ¡Era verdad! La esencia del amor continúa y sigue viva. Tomo nota rápidamente en mi libreta. Hoy dormiré feliz. Anoto en letra cursiva: "Año 3025. El amor de verdad no se ha extinguido. En el futuro el corazón seguirá latiendo y hasta el hombre mecanizado aparentemente más hostil sucumbirá ante ese sentimiento y continuará deshojando margaritas con un clásico me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario