martes, 4 de noviembre de 2014

DESAHUCIANDO NUBES

Joaquín amaba el cielo abierto y el sol resplandeciente. Y así le gustaba disfrutarlo. Sabía que la doctrina y la jurisprudencia de la vida lo respaldaban. Su objetivo era llegar derecho y por Derecho a alcanzar su sueño y estaba mentalizado de que nada podría detenerlo. Sin embargo no esperaba que su felicidad estuviera oculta tras unos inquilinos que no abonaban la renta y que fuera él quien debiera iniciar y ejecutar el procedimiento para llegar a una resolución estimatoria. Había pagado la tasa, había envalentonado su toga y había redactado una demanda precisa para cumplir su cometido. Llegados a la vista oral, unos nubarrones no invitados impedían al tribunal otorgar a Joaquín su deseada victoria ante el estrado hasta que no quedase la excepción resuelta. Pero él sabía que su camino Cum Laude serviría y que era el momento de ponerlo en práctica para obtener su verdadera meta. Su felicidad y amor verdadero sería liberado por lo civil o por lo criminal si fuera necesario. La mayor virtud que tenía Joaquín era que actuaba con la Ley del Valor y el Real Decreto de la Creencia. Juró sobre la Constitución de la Vida que ganaría su pleito, liberaría su sueño y podría alcanzarlo. Y acto seguido con la herramienta dispuesta por el más Alto Tribunal de su conciencia interna, desahució a las deudoras nubes de su indebida morada y consiguió que se ejecutase la Sentencia: un sol brillante asomó al fin al cielo abierto donde su sueño fue liberado, alcanzado y disfrutado.

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