martes, 21 de abril de 2015

SONRÍE

Nacho no era un chico común. Era un chaval especial. Gastaba la vida sonriendo y haciendo sonreír a los demás. Le gustaba escribir sentimientos a corazón abierto y publicar fotografías que hiciesen recapacitar sobre el sentido de la vida a quienes leyeran sus textos y vieran sus imágenes. Raro era en la ciudad quien al leer o escuchar la palabra "Sonríe" no pensase en él. Había logrado hacer de las sonrisas una filosofía de vida y la había expandido por su ciudad natal y por todos los lugares donde tuviera la oportunidad de ir. Nacho tenías palabras y gestos bonitos para todos. A quien más o a quien menos le había alegrado el día alguna vez. Él mismo en sus malos momentos se auto medicaba una sonrisa y salía del bache. Expandía su lema por todos los rincones y fue el precursor de la revolución de la sonrisa. Cuentan que una vez llegó hasta el fin del mundo, allí donde se juntan en una misma línea de horizonte el azul del cielo y el azul del mar. Y estando en el propio Finis Terrae dejó un mensaje escrito con las nubes del cielo para que lo viera todo el planeta. Las gentes de todo el mundo lo leyeron, lo aplicaron y comenzaron a sonreír. El propio Nacho sonrió al comprobarlo.  El mundo sonreía y la vida era más feliz para todos. El poder de una sonrisa todo lo cambia. El legado de Nacho y su texto en el mismo cielo simplemente decía "SONRIE". Y así fue.


Nacho existe de verdad. Este emblema no es una ficción de Pictura et Verba.
Ignacio Sánchez Calero, conocido como Nachete, se dedica a repartir sonrisas.
Nacido y criado en Ciudad Real vive valorando los pequeños detalles y sonriendo por ellos.
Su lema "Sonrí3" es conocido en las redes sociales y continúa en expansión.
En un reto personal llegó corriendo hasta Finisterre para demostrar que todo es posible sonriendo.
Esta postal es un merecido reconocimiento a su labor.
SONRI3

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