viernes, 12 de junio de 2015

EL MUNDO EN UNA COPA DE VINO

A veces es curioso lo que puede transmitir una imagen dependiendo de quien la capte y de quien la vea. Podríamos decir que una simple copa de vino no tiene más mensaje que lo que es. Un objeto creado por y para un fin. Sin embargo unas pinceladas de pequeños detalles pueden convertirla en algo mucho más completo. En esta ocasión transmite libertad, ¿no lo crees? Contémplala. Contémplala tranquilamente. Y ahora lee y saborea cada vocablo que define esa copa. Vamos a describir una mera copa de vino ilustrada de una manera especial, verás como es mucho más... Apoyada en la tierra fértil de la madre naturaleza y erguida firmemente sobre un robusto tronco que emana vida vegetal, sustenta su concavidad rellena de un océano donde un barco humano navega mansamente hacia un horizonte que cuando tú avanzas un paso él se separa dos. Las aguas se van oscureciendo desde el barco hasta donde reposan los posos del vino. O quizás se van aclarando desde el fondo de la copa hacia el olfato del enólogo conforme la luz de un sol no ilustrado va penetrando en ellas cambiando su tonalidad. A su vez, el barco navega hacia un rumbo infinito que no tiene traba alguna ni fin, exponente de las alas de la libertad que no conocen límite en un cielo que tampoco está presente en la imagen pero se desprende su existencia. Y los brotes siempre verdes del tronco nos evocan la perennidad de la vida. Relee y contempla de nuevo: el mundo en una copa de vino.

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