viernes, 1 de mayo de 2015

DÍA DE LA MADRE

Desde que era un óvulo recién fecundado apenas instalado en la cavidad uterina, comenzaste a fraguar en tu mente un concepto que te cambiaría para siempre. Un sentimiento que jamás antes habías sentido. Una mirada entremezclada entre la dulzura de un cachorro de pantera recién amamantado y la amenaza de una tigresa atacando a los enemigos de sus vástagos. Empezaste a remover tu interior para hacerme hueco muy dentro de ti, tanto en los órganos vitales como en los sentimentales. Sin verme ya me querías. Tanto fue tu instinto primario que me diste la vida y por mí darías la vida. Cuánta vida en una misma fase, en un mismo cuerpo, en una vida de tu vida. Sólo quien lo es sabe bien lo que se siente. Sólo tiene la dicha de saberlo el cuerpo de una mujer que alberga por naturaleza una cuna dentro de sí. El vínculo es tal que ya se inicia la vida conectando ambos cuerpos a través de un cordón por el que se comunican tanto los alimentos como los estados de ánimo. Si tu estás enfadada, yo lo estoy. Si tu saboreas una comida yo ingiero la misma. Si tu estás feliz, yo estoy feliz. Mágica maravilla del ser humano que cuando se corta el cordón y ya estamos cara a cara, el vínculo ya creado es total y, aunque invisible, lo que a mí me duela te duele a ti, lo que a mí me ocurra te ocurre a ti. Y la primera palabra que se aprende y, sin saber si quiera todo lo que ella engloba, sirve a un hijo para todo: para pedir auxilio, para pedir protección, para expresar cariño, para expresar amor, para compartir sentimientos tan sólo con una mirada. Y ese sentimiento, esa mirada, ese instinto, ese vínculo y esa maravilla, son una misma palabra que comienza con la letra m de mar, de la fuente de la vida que es la vida de las vidas: MAMÁ.


FELICIDADES A TODAS LAS MADRES.
SOIS ÚNICAS PARA CADA UNO DE NOSOTROS.

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